A lo largo de la historia el ser humano se ha destacado por su afán investigador,
produciendo un sinfín de artefactos, así como adquiriendo conocimientos cada vez más
exhaustivos de su propio entorno y de sí mismo.
La gran revolución en este sentido ha llegado en el siglo XX extendiendo y ampliando su
evolución en el actual y aún joven siglo XXI. Nos referimos a las denominadas
tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) que en menos de 30
años han sufrido una evolución y desarrollo impensable.
Las TIC son tecnologías desarrolladas que están a disposición de las personas con la
intención de mejorar la calidad de vida y que nos permiten realizar distintas gestiones
con la información que manejamos o a la que tenemos acceso, de manera que además de
gestionarla (recibirla-emitirla-procesarla), la podemos almacenar, recuperar y
manipular, es decir, agregar contenidos, etc.